El origen del lavabo o lavamanos se remonta a la época de la Antigua Grecia, en la que ya se encontraban piletas fijas para alojar agua. La evolución fue lenta hasta pasado el siglo XV en el que fue apareciendo de manera puntual en espacios domésticos un mobiliario móvil, cuya forma consistía en un trípode de madera o metal para soportar el recipiente para el agua y que iría acompañado,a su vez, de una palangana. Más tarde, con la aparición de las instalaciones de fontanería, el lavabo fue tomando otro carácter más cercano a lo que hoy conocemos.

Antiguamente era común ver estos recipientes, en lo que se vierte el agua, en lugares públicos pegados a las paredes. Durante la Edad Media estos artefactos pasaron a ubicarse dentro de las iglesias, templos y monasterios. Pero no fue sino hasta el siglo XV cuando los lavabos comenzaron a tomar protagonismo dentro de los hogares de las personas.Durante ese periodo la ciudad de Venecia fue el lugar donde proliferaban los diseños más ambiciosos y bellos de la época; tanto así que hoy en día se pueden apreciar modelos de lavabos en museos o como piezas de antigüedades decorativas. En la era moderna, gracias a la implementación de nuevos materiales, técnicas y tendencias, los modelos de lavabos pueden adaptarse a cualquier espacio y otorgarles un toque único.